Una de virtualidades ¡marchando!

Como alguno de ustedes sabrá, tenemos en línea desde hace tiempo una página con visitas inmersivas realizadas mediante panorámicas esféricas de la ciudad de Valladolid, bueno, de alguno de sus enclaves. César Blanco se ha pegado unas buenas palizas y madrugadas haciendo fotos para que se pueda gozar a placer de los entornos bellos y agradables que la ciudad tiene (a pesar de la opinión de muchos detractores). De hecho, asustados por las opiniones oídas a la gente, el año pasado cuando traje a unos polacos a dar una tournée por la ciudad del Pisuerga y la Esgueva, quedaron satisfechos y me recriminaron que sólo al final del día les mostrase la capi de la provincia, habiendo parado antes en algún pueblo. Vamos, que dijeron que de fea nada. Cierto es que no les llevé a Parquesol ni al barrio de las viudas, claro.

Bueno, la página de la que hablo es http://www.valladolidvirtual.es y espera vuestra visita y críticas.

Al hilo de esta idea y con panzada esta vez del que escribe y del pobre César otra vez, nos pegamos el día 31 de julio una jupa fotográfica maratoniana desde las 10 de la mañana, o así, hasta las 18:30 parando tan sólo para refrescar el gaznate (los 38 grados del día pasaban factura) y para comer. La paliza de la toma de unas 18 panorámicas en lugares guapos dio unas 1600 fotos (1000 más, 1000 menos) que echamos al disco duro desde las micromemorias. Desde ese día hemos estado (y estamos, no se vayan a creer) componiendo, retocando y elaborando las esferitas que serán la base de la nueva página, una Salamanca virtual diurna, que si los diablos informáticos no lo impiden, estará prontamente a su disposición en http://salamanca.org y que esperamos disfruten sus señorías.

Como decía mi padre «oveja que berrea, bocao (sic) que pierde» de modo que en lugar de tanta cháchara, a mover el ratón en el retocador-componedor-esferizador-virtualizador…

Actualización 2021: Con salamanca.org (la nuestra, la anterior, la de este enlace) pasó como con otras tantas cosas, que Jesús «Aliponi» nos hizo la jugada y se perdió el dominio sin -hasta ahora- poder haber sido recuperado.